Mentiras sinceras

No sé hacer ni decir más...

sólo mentiras.

No puedo abrir mi cofre 

por miedo a perderle más,

por tener ganas de correr

e irme lejos de aquí.

Me miento a mi misma 

diciéndome que lo que le digo es verdad,

que son mis más profundos deseos.

Me convenzo de que vamos a la par,

que sigo sus corrientes, 

lo que desea,

que hago lo que él quiere para ser feliz.

Tengo miedo de cambiar.

Dejar de ser una niña luchadora.

Pero la verdad, lo hago.

Me convenzo de que las cosas tienen que ser así.

¿Algún día seré capaz de poner los pies en la tierra

y ser sincera conmigo misma?

Creo que no.

Para entonces, será tarde. 

Ambigüedades

Y pensar antes de acostarme
que ya falta menos
para acariciarte,
para comernos.

Sonrojarme al imaginarte
y sorprenderme por pensar en ello.

No quiero tenerte eternamente,
sí aprender a disfrutar del momento.
Llenarnos de pasiones intermitentes
y de sinceridades que nos lleven al final.

Simplemente dejemos que nos arrastre la corriente
hacia donde quiera,
aun que si por mi fuera
nunca firmaría la muerte.

Sa punyetera nina

No ho puc negar.

Potser em passa més sovint del que voldria.

Mai. Mai aconsegueixo decidir-me a donar la passa.
No m'atreveixo a saltar al buit.

Intento ofegar-te a manotades dins el petit pou que queda dedins jo.
Intent deixar-te sense aire per que cada cop que et deixo parlar sento crits al meu voltant, sento com la bogeria m'invadeix i em duu enfora d'allà on som.

Quina puta il·lusa era.
Això de créixer somiant amb prínceps liles (lo corrent no m'agrada)
no podia dur a cap altre banda que no fos aquesta.
Un lloc carregat de rajoles de les quals no pots sortir,
raonaments que et fan creure que són madurs i llavors no tenen ni cap ni peus,
limitacions de tot tipus de plans per al teu futur...

Fuig nina, fuig.
No me maregis més, sincerament.
Potser si no et tenc a dedins no somiaré més en perdre'm pel món,
en voler fer casa meva amb branquetes del que pugui anar trobant,
amb qui pugui trobar o amb les meves mans.
No voldré estar tot el dia cantant a dintre la cuina,
no em miraran pensant "aquesta no té límits".

Pot ser el dia que no hi siguis el cor se'm tornarà roca
i no em faran més mal,
no em passaran per la pedra com si em trepitgessin el cor.
Serà el moment del meu joc de mans i llavis
sens importar res més que jo.


Però no m'atreveixo a saltar al buit.
Mai. Mai aconsegueixo decidir-me a donar la passa.

Potser em passa més sovint del que voldria.

No ho puc negar.

15 cosas que quizás no debería decir

Miedo,
eso es lo que siento ahora.

No querer pensar en el mañana
pero aterrarme la idea de que no estarás.

Volver la vista atrás y ver un día cargado de canciones
que nos hablaron y nos llevaban al desastre.

No querer reconocer que detrás de esta sonrisa
hay un sé feliz por mi,
haz lo que quise hacer y no tuve valor.

Soñar con despertarme y verte ahí,
sabiendo que me esperas.

Irme a dormir y antes de cerrar los ojos,
tú.

Odiar los escondites a la vez que deseo
los encuentros en habitaciones cargadas de sudores.

Querer reír sin parar por verte saltar en la cama,
por verte contar esos malditos chistes malos,
por pequeñas cosas que me arreglan el día.

Necesitar llorar a tu lado sin motivo
sólo para sentir que sigo viva.

Pensar en el sexo bajo el agua,
en la cama,
en los tactos solitarios
que me hacen tenerte aquí.

Sentirme sola.

No querer acompañarte mas en este camino
por si algún día te olvidas de mi al girar la esquina,
al ver que en esta niña no hay más luz de la que te pueda mostrar.

Pensar que este sendero me pueda llevar al desastre,
al deseo de tenerte cada día aun sabiendo que pacto el final.

Esperar que algún día alguien luche por mi,
sin querer aceptar el deseo, que te acuerdes de mi.

Tengo miedo de mi,
de lo que pueda pensar.
Por eso,,,, huir.

Sin título

Todo.

Todo se mezcla en mi cabeza.
Pasado, presente y el temor a lo que vendrá.
Mis miedos no cambian,
siempre son los que tantas veces grité sola
sin que nadie pudiera recoger las flores que
crecieron con mis lágrimas.

¿A qué coño le tengo miedo?
No se puede perder lo que nunca se tuvo,
no se puede amar lo que nunca se sintió,
no puedo perderle, mas nunca fue real.

Algo debería haber aprendido,
sin embargo veo que nunca lo haré.

La maldita piedra sigue ahí.

Esta vez quizás valga la pena correr,
darse media vuelta y no estar ahí.
Poder ver el teatro de marionetas
como el espectador
qie paga por ver tus bailes,
tus labios, tus besos, tus deseos...
desde lejos, desde la silla inmobil
por miedo a ser reconocida y entendida.

Deseando estar lejos, mintiéndome
diciendo que todo irá bien,
cuando los dos aceptamos firmar la muerte.