06 de gener 2011


Como bien te he dicho muchas veces es bastante a menudo acordarme de ti a altas horas de la noche, y no sé exactamente por qué extraña razón, pero siempre me invade tu recuerdo.
La verdad es que mi mente me dice que hace tiempo que debería haberme olvidado de ti, pero las cosas no son tan fáciles aunque lo parezcan.
Me cuesta tener que despedirme de ti y creo que tengo miedo. Sé que no es otro el motivo.
Miedo, miedo, miedo... a perderte.
A que pasen los años y sea un simple recuerdo guardado en el fondo de un armario,
o ser aquel cuadro que un día te regalé y que sólo ocupa un lugar de tu pared.
Tengo miedo a no compartir más cafés, chupitos, viajes en coche, risas...
Y lo peor, no compartir recuerdos, lágrimas y tristezas por lo que tuvimos y no logramos atar.

Temo no poder llamarte a altas horas de la mañana simplemente porque en el documental ha vuelto a morir un cachorrito y no puedo parar de llorar... y no poder oir como te ries de mi tontería.

Temo no poder llamarte simplemente porque me apetece discutir contigo, porque la confianza da asco.

Temo no poder llamarte porque tengo un mal día...



Son más los miedos que las alegrías y creo que por eso son demasiado constantes los días en que tu recuerdo me invade y me provoca este colapso de pensamientos.


La verdad, espero que esta tormenta pase pronto y vuelva a salir el sol.

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